¿Te Acuerdas del Tutsi Pop? Así Era el Marketing de Dulces que Nos Enamoraba con Sabor y Nostalgia en los 90.
Estaba un sábado en la tiendita de mi esposa, como muchas tardes. Entre refrigeradores que zumban y estantes de frituras, metí la mano en uno de los frascos de vidrio y tomé un Tutsi Pop.
No fue solo el sabor: fue el viaje en el tiempo. Al primer lamido, regresé a la primaria. Al recreo. A las manos pegajosas. Al dilema eterno: ¿cuántas chupadas para llegar al chicle?
La respuesta está en el marketing emocional. En los personajes, los jingles, los colores, los lemas… En esa forma tan pura y honesta de construir marca desde la experiencia, no desde la insistencia.
Hoy te llevo por ese recorrido. Vamos a recordar, pero también a aprender del dulce branding de los 90.
Dulces Que Sabían a Infancia (Y a Identidad de Marca)
En los 90, los dulces no eran solo productos. Eran rituales sociales, trofeos escolares, objetos de deseo.
Y detrás de cada uno había una estrategia:
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Tutsi Pop: con su empaque misterioso, su forma inconfundible y su eslogan implícito: "¿Cuántas chupadas para llegar al centro?"
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Bubbaloo: con su relleno líquido explosivo y esa tipografía burbujeante que te decía: esto es para ti, niño sin límites.
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Pelón Pelo Rico: con la experiencia sensorial de apretar y ver salir ese chile como si fuera lava de tamarindo.
Estas marcas sabían que vender dulce era fácil. Pero lo difícil (y rentable) era vender personalidad.
Los Personajes: Branding con Carita Feliz
Muchos dulces de los 90 tenían personajes memorables:
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El Tutsi Pop tenía un búho sabio (famoso por el comercial gringo que doblaron aquí).
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El Bubbaloo tenía letras que parecían hablarte en voz alta.
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El Rockaleta venía con actitud: capas de chile, sabor, intensidad.
El Punto de Venta: Tienditas, Escolares y la Micro-Experiencia
En los 90, el canal de distribución más poderoso era: la tiendita de la esquina.
Los estantes estaban llenos de colores, los frascos invitaban a meter la mano y los precios eran exactos para una moneda de a peso.
La experiencia comenzaba antes de abrir el dulce.
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El crujido del envoltorio.
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El aroma al abrirlo.
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La comparación con lo que tus amigos eligieron.
Y las marcas sabían cómo conquistar ese momento. El merchandising no era solo cartel. Era frasco, forma, textura, ritual.
El Precio y la Psicología de la Asequibilidad
No se enfocaban en descuentos ni combos. Se enfocaban en que tú los recordaras con cariño, y eso era suficiente para que volvieras.
Comerciales que Eran Canciones y Códigos Sociales
¿Te acuerdas de estos jingles?
Cada jingle decía: “si comes esto, eres parte de este mundo, esta vibra, esta tribu.”
Sabores como Promesas Emocionales
Cada dulce te prometía una experiencia.
Y esa promesa era claramente percibida desde el primer contacto visual. El sabor era importante, pero no era lo único.
Aprendizajes de Marca para Hoy
Si tienes una marca, una tienda o un producto, aquí van lecciones del marketing dulcero noventero:
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Crea una experiencia sensorial, no solo un producto.
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Haz que tu marca viva en la memoria, no solo en el anaquel.
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Usa personajes o símbolos que hablen por ti.
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Piensa en jingles, frases, colores: todo comunica.
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La nostalgia no vende sola, pero una historia bien contada sí.
Dulces con Legado: ¿Por Qué Algunos Sobrevivieron y Otros No?
¿Y Hoy? ¿Aún Podemos Vender con el Corazón?
El dulce marketing de los 90 es hoy una clase maestra de branding emocional, accesibilidad, y conexión honesta.
Conclusión: Una Chupada y Mil Recuerdos
Mientras acababa ese Tutsi Pop en la tiendita de mi esposa, pensé en todo esto.
No era solo nostalgia.
Aquí en mi blog encontrarás más ideas, historias y herramientas para hacer marketing que se sienta como un buen dulce de la infancia: auténtico, simple, y con alma.
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