“Y tú, ¿te pagas un sueldo? El error más común entre los emprendedores mexicanos”

Si tu negocio te da para todo… menos para ti, este artículo es para ti.

Entre el esfuerzo y la realidad

Recuerdo perfectamente una tarde calurosa en Campeche. Me encontraba en la tiendita de mi esposa, revisando las cuentas con un refresco de chocolate a medio terminar y un cúmulo de notas escritas a mano. Teníamos ventas, clientes fieles y hasta comentarios positivos… pero cuando hacía la suma final del mes, había algo que no cuadraba: ninguno de los dos tenía sueldo.

Fue ahí cuando me cayó el veinte: habíamos creado un empleo… pero para todos, menos para nosotros. Como muchos microempresarios, vivíamos del negocio, pero al inicio no vivíamos bien

Pagábamos proveedores, surtíamos producto, dábamos fiado, pero el dinero propio se convertía en “lo que quedara”.

Y lo peor: esa historia se repite en miles de negocios mexicanos. Panaderías, talleres, papelerías, tiendas de abarrotes… todos con dueños trabajadores, pero con finanzas desequilibradas. Fue entonces cuando me hice la gran pregunta:

“¿Realmente tengo un negocio… o solo me autoempleé sin ponerme sueldo?”


El autoempleado encadenado: una realidad silenciosa

En el mundo del emprendimiento, existe un fenómeno muy común pero poco hablado: el autoempleado encadenado. Es aquel que inicia su negocio buscando libertad y termina trabajando más que cuando tenía jefe.

Te levantas temprano, cierras tarde, haces la contabilidad, limpias, atiendes y compras mercancía. Y aunque las ventas van bien, nunca hay dinero “para ti”. Todo “se va al negocio”. Lo peor es que esto no es una muestra de sacrificio… sino de una mala gestión emocional y financiera.

¿Por qué pasa esto?

  1. Porque confundimos ingresos del negocio con dinero personal.
    Si entra efectivo, se gasta sin medir si fue ganancia o capital.

  2. Porque pensamos que pagar un sueldo “reduce las utilidades”.
    En realidad, te obliga a ver el negocio como empresa, no como extensión de ti.

  3. Porque creemos que primero debe crecer el negocio y luego pagarnos.
    Pero la verdad es que el negocio crece cuando su dueño está estable, no cuando vive al límite.


Las consecuencias de no pagarte un sueldo

No tener un sueldo definido genera efectos más profundos de lo que parece:

💸 Desbalance financiero constante

No sabes cuánto puedes gastar, ni cuánto realmente ganas. Tu negocio nunca tiene “excedente”, solo huecos que llenas con esfuerzo.

😔 Estrés y desmotivación

Vivir sin claridad económica genera frustración. El emprendedor se siente atrapado, como si su negocio fuera una jaula dorada.

🚫 Falta de profesionalismo ante el equipo

Cuando los empleados cobran y tú no, el mensaje es confuso: no hay estructura, no hay liderazgo financiero.

🧮 Imposibilidad de crecer

Si todo depende de ti, y no puedes contratar o delegar, tu negocio se estanca. No hay visión de futuro, solo supervivencia.


La fórmula práctica para pagarte un sueldo desde hoy

No necesitas ganar millones para tener un sueldo. Solo necesitas estructura y disciplina.
Aquí te dejo una fórmula sencilla que utilizo con mis alumnos y asesorados:

Sueldo del dueño = (Ganancia mensual promedio x 0.3) – Gastos personales básicos

Paso 1: Calcula tus ingresos promedio:

Suma las ventas de los últimos 3 meses y divide entre tres. Ese será tu ingreso mensual real.

Paso 2: Resta los costos fijos del negocio:

Renta, luz, proveedores, servicios, insumos… lo necesario para operar.

Paso 3: Destina un porcentaje fijo a tu sueldo:

Empieza con un 30% de la utilidad neta. Si tu negocio gana $20,000 libres, tu sueldo debe ser $6,000. No es mucho, pero es tuyo.

Paso 4: Sé constante:

No saques más dinero “porque hay”. Respeta tu propio sueldo como si fueras empleado. Esa disciplina transforma tu relación con el dinero.


Aprender a separar lo emocional de lo empresarial

Muchos emprendedores no se pagan un sueldo porque tienen un lazo emocional con su negocio. Sienten culpa al cobrar, como si “le quitaran algo”.

Pero cobrar no es egoísmo. Es profesionalismo.

Un negocio sin dueño remunerado es un negocio en riesgo. Porque cuando llega una enfermedad, una emergencia o un mes bajo, no hay colchón. Y cuando eso pasa, el negocio se vuelve enemigo, no aliado.

El cambio de mentalidad

  • No trabajas en tu negocio, trabajas para tu negocio.

  • Tu negocio debe ser una fuente de ingresos, no de deudas.

  • Si no puedes pagar un sueldo hoy, al menos define cuánto deberías ganar para construir hacia ese punto.


Ejemplo práctico: La historia de “Doña Martha y su papelería”

Durante en una de mis clases de mercadotecnia en Campeche, compartí con mis alumnos el caso de una microempresaria local. “Doña Martha” tenía una papelería muy concurrida. Cada agosto, en temporada escolar, trabajaba de sol a sol. Pero cuando terminaba septiembre, se daba cuenta de que todo lo ganado ya estaba gastado.

Su error: nunca se pagó un sueldo.
Todo era para “reponer mercancía” o “mantener la tienda”.

Le propuse aplicar la fórmula. Tres meses después, ya tenía un sueldo fijo modesto, y curiosamente… el negocio seguía igual de estable.

El cambio fue mental, no económico. Comenzó a verse como empresaria, no como sobreviviente.


El sueldo como herramienta de marketing personal

Tal vez no lo habías pensado así, pero pagarte un sueldo también es marketing.
Te posiciona como profesional, mejora tu reputación y te da estabilidad para invertir en imagen, publicidad o innovación.

Un emprendedor agotado y endeudado no inspira confianza. Pero uno que se valora a sí mismo y estructura su dinero, proyecta éxito.
Tus clientes lo perciben. Tus proveedores lo respetan. Tus empleados lo notan.


Recuerdo aquella tarde campechana en la tiendita. Cuando me pagué mi primer sueldo, aunque fue simbólico, sentí algo distinto: libertad.

No porque fuera poco o mucho dinero, sino porque representaba un cambio de mentalidad.

Dejé de ser “el que trabaja en su negocio” para convertirme en “el que dirige su empresa”.

Y ese cambio lo puede vivir cualquier emprendedor mexicano, si empieza por un paso tan simple como ponerse un sueldo.

Porque el éxito no llega cuando el negocio crece… llega cuando tú también creces con él.

Y si quieres dar el siguiente paso —aprender cómo planificar tus ingresos, presupuestos y reinversiones—, no te pierdas la Parte 2 de esta trilogía: “Del bolsillo al balance: Cómo calcular y sostener tu sueldo sin matar tu negocio”, disponible en mi blog.

Te invito a seguir leyendo, a compartir tu experiencia en los comentarios y, si buscas asesoría personalizada, contáctame: puedo ayudarte a convertir tu negocio en una empresa que trabaje para ti.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario